lunes, 2 de junio de 2008

Como nacio el Capitan Trueno (continuación)

COMO NACIO EL CAPITAN TRUENO (Continuación)

Mis primeros trabajos como redactor en la Editorial Bruguera consistieron
en hacer propaganda de las novelas de Corin Tellado. Y también de Sergio Duval, Trini
de Figueroa, Maria Adela Durango, y otros. La cosa iba más o menos así:

En la cálida noche de Borneo, embria-
gada por los efluvios de la lujuriante vege-
tación, Jessica de Winter se abandonó en-
tre los viriles brazos de Lord Sutton. “¡Je-
ssica!”, susurró más que dijo el aristócra-
ta. Hasta ellos llegaba, cual velada amena-
za, el lejano tam-tam del
AM OK! PASION SALVAJE!
¡Señora! ¡Señorita! ¡No deje de leer esta
sugestiva novela de (aquí, el nombre del
autor/a)! Una nueva joya literaria de la
prestigiosa
COLECCIÓN MADREPERLA
¡Pídala hoy mismo a su proveedor habitual!

Las novelas de “a duro” de amor, del Oeste, de espias, -con portadas de Bosch Penalba, Vicente, Freixas, Roso, Lozano Olivares, etc.etc.- eran importantes para la Editorial, por aquellos días.Con ellas y con las revistas “El Pulgarcito”, “Super Pulgarcito”, “El D.D.T”, “contra las penas”, etc. –además de las colecciones de cuentos de hadas y de cromos a precios modestísimos- estaban poniendo los fundamentos de la exaordinaria prosperidad de la cual más tarde ha gozado Editorial Bruguera en sus mejores momentos. Los hermanos Pantaleón y Francisco Bruguera, acabada la guerra civil, habian puesto en marcha nuevamente la empresa familiar “El gato negro”, creada por su padre. Al volver Francisco Bruguera del cautiverio que conoció, en tanto que oficial del Ejército republicano, la empresa dió un formidable salto adelante. El “Sr. Francesc”, como le llamaba todo el mundo, en la Editorial (E.B.) era un trabajador infatigable y un gran organizador, con un instinto segurísimo de lo que la gente querrá comprar y un talento notable, sin ser un buen psicólogo, a la hora de escoger a las personas que tenían que ocupar lugares clave en su empresa (talento que solo disminuiría, años después, cuando en plena expansión, y explicablemente desbordado por el volumen de sus negocios, fue victima de diversos abusos de confianza, llegando hasta el punto de hacer pasar a todo el mundo –hasta a gente que conocía desde hacia más de diez años- por un ridiculo análisis grafólogico… que no impidió, claro está, nuevos abusos.) Era, además, enemigo de embarcarse en lo que tuviera el más mínimo aspecto de una aventura comercial. Iba siempre sobre seguro. Avanzaba con los paso contados y se envanecía de poder decir, muy alto, que él jamás habia pedido crédito a nadie.
Cuando yo le conocí, el Sr. Francesc –a quien me referiré como el Director- debia tener cuarenta años y pico. Venia poco por el Paseo de Gracia.
Pasaba casi todo el dia en los talleres, en Vallcarca. Así como el Sr. Pantaleón era un hombre accesible a todo el mundo, que hacia broma -simpática e inocente- con las chicas lindas de la casa, que nunca tenia un “no” cuando alguien le pedía, con motivos razonables algo a cuenta, el Director, mucho más distante, adoptaba el carácter de los jefes de verdad. Era un hombre de trato estrictamente correcto, sabía ser encantador cuando quería – con la ironía e incluso el sarcasmo fáciles, que nunca dejaba de hablar severamente si lo creía necesario. Cuando él entraba en la Editorial, todos se daban cuenta y ponían atención (facultad, esa de centrar la atención, que él exigia, por otra parte, a todos aquellos que pensaba distinguir con una u otra “jefatura”de la Empresa). Yo que, entonces, con mi esquematismo juvenil, le miraba poco menos que como el “burgués insaciable y cruel“ de la Internacional, le encontraba muy autoritario, mezquino y excesivamente desconfiado; sobre todo cuando la desconfianza me afectaba directamente, como aquel dia que él tenia prisa por irse y yo estaba acabando cuidadosamente una carta que él me había pedido hacer. “Si quiere, Sr. Francesc, puede irse…” le dije. “Firme la carta, antes de que yo la termine, y así podrá marcharse.” “Mire, Mora –me respondió- yo no firmo nunca nada que no vea. ¿Me entiende? Usted haga lo mismo e irá bien, créame”. Y se esperó hasta que terminé. Para él no habia nadie que fuese imprescindible. El que no aceptara las condiciones que le convenían ya podía coger la puerta. (Esto ha hecho que con el tiempo se pudiera decir que E.B.es una estructura que“escupe” al genio, refiriéndose a gente como Perich, Gin, Ilario, “Oli”, etcétera.)Lo meditaba todo con una gran prudencia, pero cuando tomaba una decisiónera inamovible. Sus decisiones comerciales –normalmente refrendadas por eléxito- despertaban en aquellos que en algún momento, movidos por el interésde la Empresa, le habian llevado la contraria, quedaban con sentimientos deduda sobre ellos mismos… ¡Los hechos parecían darle siempre la razón! Entre la gente que trabajaba en E.B. tenía la reputación de ser un hombre duro ynada generoso a la hora de los pagos (siempre puntuales, eso sí) pero no de serun hombre malo; había intervenido personalmente muchas veces, por ejemplo,cuando a alguien le humillaban gastándole las bromas del caso. Habia quien lellamaba “El bigotes” –a escondidas, claro estaba- porque le encontraban un parecido a Stalin. Sí, que había una semejanza… Un Stalin con trajes de un tejidoque hacia como unas aguas, comprados en los EE.UU, gran novedad en aquellosdìas. Se sabía positivamente que en su casa, su familia –de la que era la única cabeza indiscutible e indiscutida- le tenía una verdadera adoración. Sólo tenía hijas, bonitas y sencillas. No era dificil caer bajo el indudable magnetismo del Director y admirarlo francamente, aunque se le desaprobara. Ha sido el caso de muchos, yo inclusive.

* * *

VICTOR MORA (Continuará)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Victor Mora,

Soy una estudiante de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán. Estoy empezando a hacer mi tesis sobre el debate literario entre castellano y catalán. En mi tesis me gustaría analizar las diferencias entre dos autores catalanes contemporáneos: Juan Marsé y usted. Estoy empezando ahora y busco informaciones sobre los dos autores; mi profesora me ha indicado que debería buscar un punto de contacto entre los dos autores sobre el tema de la lengua. Además me gustaría tratar el tema de la traducción pero creo que tengo que empezar a leer de manera que yo pueda concretar más una idea. Les escribo para preguntarles si usted en algún momento de su obra trata el tema de la lengua (yo sé que Juan Marsé lo trata en “El amante bilingüe”).
Muchas gracias de antemano por su atención. Quedo a expensas de recibir noticias suyas, un saludo.

Flavia De Sanctis
flavia2506@yahoo.it

Jacques Fiston dijo...

Apreciado Víctor:
Esperaba con impaciencia la continuación de "Como nació el Capitan trueno".
Leyendo esta continuación veo a un joven Lluís Martí trabajando en la editorial Cabot. Hay mucho de autobiográfico en sus novelas y cuentos.
Es una lástima que editorial Bruguera no supiera retener a grandes talentos, como sucedió con el "filósofo" (tanto sus dibujos como sus comentarios hacen reflexionar sobre la realidad de la sociedad, aún actualmente pues todavia son vigentes) Jaume Perich.
Aunque crítico con estas situaciones, no observo por su parte resentimiento hacia la politica de la editorial de aquella época.
Estaré atento a la próxima entrega.
Saludos

Joan carles Franquet

alga dijo...

Soc l'Àlex el pare del Pau, un nen de 4 anys fan del capitan trueno i especialment dels dinosaures.
Hi ha una cosa que ens té intrigats. a la historia 'El capitan trueno en la montaña del miedo' hi han 4 ous de dinosaures i només se n'obren 3.
El pau vol saber on es el dinosaure que falta i si surt en una altre història.
Molt agraïts, sobre tot per escriure aquestes històries que van de pares a fills.