"El hombre del violín"
-¿Es usted el 8.324?
-A sus ordenes, señor comandante.
-¿Habita usted el barracón 233?
-Sí, señor comandante.
-¿Es cierto que ha construido usted un violín?
-Sí, señor comandante.
-Nadie le ha dicho que descansara. ¡Firmes!
-Sí, señor comandante- Son los nervios, señor comandante...
-¡Silencio! ¿Quien le ha proporcionado las herramientas?
-Nadie, señor comandante. Lo he hecho con este cortaplumas.
-¿De dónde ha sacado usted las cuerdas?
-Conseguí material para hacerlas en la cocina del campo... Me dieron unos intestinos que...
-¡Ah! De modo que tiene cómplices... Bien. Ya veremos esto. ¿Y la madera...?
-Es... Madera ---Del barracón, señor comandante.
-¡Ah! De modo que madera del barracón... Aquí tengo su ficha, 8.324.
-Sí, señor comandante.
-Vamos a ver... Usted ya cometió "otros" hecho delictivos... Sí, esto es... El diez de marzo... Frente a las letrinas, se salió de la fila para coger una flor.
-Sí, señor comandante.
-¿Para que quería la flor?
-No lo sé, señor comandante... Vi la flor y sentí algo... Algo más fuerte que yo...
-Y le ocurre a menudo esto de hacer las cosas sintiendo algo más fuerte que usted?
-No, señor comandante.
-¡Firmes!
-Sí, señor comandante. Perdone el señor comandante.
-Aquí hay algo más grave... El día veintitrés 23 de noviembre, a las cuatro de la tarde, le fue ocupada, durante un cacheo, un postal que usted había utilizado para una finalidad distinta de la que debe tener una postal.
-Sí, señor comandante.
-Aquí está... Sí, había algo escrito en la postal... Veamos, veamos... "Después de la noche, viene el día". ¿Qué significa esto...?
-Pues... Pues... Sólo eso... Lo escribí sin saber... Sin saber por qué...
-¡Ya! Fue algo más fuerte que usted.
-Sí, señor comandante.
-¿Está seguro de que esta frase no tiene un doble significado?
-Seguro, señor comandante.
-Esto ya lo veremos.
-Sí, señor comandante.
-Volvamos al violín... ¿Se da cuenta de que lo ha construido con materiales que pertenecen al campo...?
Sí, señor comandante.
-¿Para qué lo quiere?
-Para tocar en él, señor comandante.
-¿Está seguro de que sólo lo quiere para eso?
-Completamente, señor comandante. Me gustaría tocar...
-Siga, siga. Explíquese.
-No era nada, señor comandante...
-¡Explíquese, le digo!
-Me gustaría tocar... En su funeral...
-¿Cómo...?
-Perdone, el señor comandante.
-¿Qué ha dicho...?
-Perdón... Ha... ha sido algo... Más fuerte que yo...
FIN
Nota:Este cuento se publicó, en castellano, en el volumen "La víctima" en la colección LEOPOLDO ALAS de Editorial Roca, Barcelona, en 1960. Después, se ha traducido a varios idiomas y publicado en diferentes recopilaciones de cuentos.
Al mismo tiempo de facilitar esta información, aprovecho la ocasión para dar las gracias a todos aquellos que han tenido la amabilidad -para mi inestimable- de enviarme sus comentarios. Afectuosamente, Víctor Mora a 2 de febrero del 2008.
5 comentarios:
¡Hola, Víctor!
Si no recuerdo malamente, este magnífico y breve cuento también se publicó en "El cafè dels homes tristos"... Recuerdo haberlo leído en catalán en esta magnífica -e inencontrable- recopilación.
Un abrazo muy fuerte.
Manuel.
Amigo Víctor:
Permítame llamarlo así.
Todavía no he leído ninguna história suya que me haya dejado indiferente.Me gustaran más o menos, las encontraré interesantes o no, pero indiferente, ninguna.
Gracias obsequiarnos con este blog.
Maravillas de ciencia fición.
Un abrazo.
Joan Carles Franquet
Un diálogo intenso, vibrante. Son innecesarias las descripciones. El propio guión las contiene. También la psicología de ambos personajes queda meridianamente clara: la sensibilidad enfrentada al embrutecimiento. El bruto lleva los galones y el mando. Es la Libertad ahogada por la represión. La palabra asfixiada por la mordaza.
Soberbio.
Elías
Lo bueno si breve.........espectacular!
PRECIOSA MARAVILLA DE SEGUNDOS, MAESTRO!
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