Bueno, esta vez ha sido algo, digamos que de menor cuantía... Y no ha sido como cuando en 199O le dispararon a Wolfgang Schäube, un ministro del interior, dejándole paralítico. Al norteamericano Bush, le habían tirado zapatos pero ninguno le alcanzó y pudo seguir como si tal cosa, agachando la cabeza...
"¿Por qué me odian tanto...?", dicen que ha exclamado el po- lítico italiano Silvio Berlusconi, que ha recibido en plena cara el golpe, lanzado al aire, de una replica de alabastro de la catedral de Milán.
La verdad, esto de replicar a golpe de catedral, o de lo que sea, a los argumentos del contrario, nos devuelve a la edad de piedra y es algo intolerable, completamente impropio de 2009... Sin broma alguna: a Silvio Berlusconi, y a cualquier otro político, a cualquier otra persona, hay que garantizarle el derecho a hablar... Se contesta siempre hablando, en tiempo de paz, por más que nos ahogue la indignación o lo que sea... O si no, vayamos acostumbrándonos a rercibir algo más, como Silvio Berlusconi, que lesiones... Los malos modos y similares están siempre en los orígenes de cualquier guerra... ¿Cuando lo aprenderemos?
La perfección creciente e incesante de los armamentos, las matanzas cretinas que no paran en el mundo, las injusticias monstruosas que siguen siempre adelante con las mismas causas que nos negamos a ver y corregir, a través de los siglos... Además del sexo, tenemos un cerebro... Algo fantástico, maravilloso, que aún no está descubierto totalmente... ¿Por qué nos paramos a pensar -a menudo- en algo más que en cosas baladies... y en el dinero, claro está? ¿Por qué no reflexionamos sobre lo que nos quisieron enseñar hombres y mujeres eminentes, no siempre forzosamente famosos y brillantes, que nos precedieron...?
¿Vamos a pensar... aunque sea por cinco minutos?
Victor Mora
1 comentario:
Me alegra mucho, amigo Víctor, que haya retomado la labor en su blog tras habernos dejado "en ascuas" al finalizar su "leyenda" de cómo nació el Capitán Trueno. Espero y deseo de veras "verle" de nuevo y frecuentemente por éste su pequeño y valioso rincón internáutico, que yo estaré deseoso de visitarlo.
Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario